Los verbos leer y escribir no tienen una definición univoca. Son
verbos que remiten a construcciones sociales, actividades socialmente
definidas. La relación de los hombres y mujeres con lo escrito no está dada de
una vez por todas ni ha sido siempre igual: se fue construyendo en la historia.
Leer no ha tenido ni tendrá la misma significación en el siglo XII y en el
XXI”
Emilia
Ferreiro
Lograr que los colombianos incorporen la
lectura y la escritura a su vida cotidiana y tengan así más herramientas y
oportunidades de desarrollo es el objetico del PNLE, como iniciativa del
Gobierno Nacional, liderada por los Ministerios de Educación y de Cultura, para
que los sectores público y privado y, la sociedad en general.
La idea es fomentar el desarrollo de las competencias en lectura y
escritura mediante el mejoramiento del comportamiento lector, la
comprensión lectora y la producción textual de estudiantes de educación
preescolar, básica y media, a través del fortalecimiento de la escuela como
espacio fundamental para la formación de lectores y escritores, y
de la vinculación de las familias en estos procesos y para ello se formaron en
cada institución focalizada un Grupo base, integrado por directivos y docentes
de primaria y secundaria.
Desde el PNLE se concibe la lectura como un acto de construcción en
el que quien lee pone en juego su recorrido, sus saberes y sus intereses para
dar sentido a aquello que encuentra en el texto. En los Lineamientos
curriculares de Lengua Castellana, la lectura se define como “un proceso
significativo y semiótico, cultural e históricamente situado, complejo, que va
más allá de la búsqueda del significado y que en última instancia configura al
sujeto lector. Leer es un proceso de construcción de significados a partir de
la interacción entre el texto, el contexto y el lector”

Lo que se lee no cae en el vacío sino en su espacio personal, en
su universo de significaciones. Se va a ir tramando, entretejiendo con su
cultura, sus códigos, su pasado de lecturas, sus anticipaciones también, sus
equívocos, sus deseos… Cada nueva lectura va a suponer una reestructuración de
ese espacio simbólico, va a suponer una lectura de lo ya leído. Habrá cruces,
evocaciones, contradicciones, ecos…
LA ESCRITURA EN EL PNLE
“La
enseñanza de la escritura se ha concebido en términos poco prácticos. Se ha enseñado
a los niños a trazar letras y a formar palabras, pero no se les ha enseñado el lenguaje
escrito. (...) La escritura se enseña como una habilidad motriz no como una actividad
cultural compleja. (...) La enseñanza de la escritura debería estar organizada
con el fin de que esta fuera necesaria para algo” Lev Vygotsk
A diferencia de la lectura –a la que se tiene un acceso
relativamente más amplio– la escritura mantiene su carácter elitista. Solo
una minoría escribe y lo hace de modo habitual, manejando diversos tipos de
textos.
Como en la Grecia clásica o en el Medioevo clerical, la escritura sigue
asociada al poder. Y saber usar la escritura hoy significa tener poder, aun
cuando este sea simbólico.

Es necesario resignificar el verbo escribir. Y en
concordancia con lo anterior, lo que significa escribir en el sistema escolar.
Ello implica la urgente renovación conceptual de parte de los docentes sobre la
escritura como proceso y su materialización en nuevas prácticas curriculares y
didácticas en las aulas. Esta no es una actividad mecánica –como bien dice
Vygostki– y no se reduce a tener dominios caligráficos y ortográficos. Escribir
no es copiar.
En principio, la escuela debería
enfocarse en tres objetivos relacionados con los logros de la Enseñanza de la
escritura:
Escribir para expresar la
subjetividad. En este caso los estudiantes escriben textos: a) para
comunicarse interpersonalmente (tarjetas, cartas, correos electrónicos, mensajes
de texto, etc.) y b) para hacer escritura creativa, es decir, producir textos estético-literarios:
un cuento fantástico, un poema, un guión para un cuadro teatral, etcétera. Esta
escritura deslinda lenguaje oral de lenguaje escrito y enseña el uso de formas
de registro (privado-público) según los destinatarios y la situación
comunicativa.
• Escribir para generar conocimiento y
construirse como autores. Es la escritura propia de las áreas
académicas del currículo: ciencias naturales, historia, geografía, matemáticas,
etcétera. Aquí se trata de que los estudiantes: a) aprendan a pensar problémicamente,
es decir, mediante preguntas inéditas; b) desarrollen competencias investigativas:
sepan buscar información en bibliotecas de libros impresos y en internet, y
seleccionarla y usarla; c) aporten nuevos conocimientos (así no sean nuevos
para la comunidad científica) a través de los textos, y d) identifiquen progresivamente,
sobre todo en la secundaria, un perfil académico y laboral que les interesará
ejercer luego de egresar del colegio.
Escribir para ejercer la
ciudadanía. Es la escritura para ejercer los derechos ciudadanos –pero también
para responder a los deberes– enumerados en los Estándares de competencias
ciudadanas. Se refleja en textos en donde se reclama (una tutela), se
controvierte (un correo electrónico dirigido a un columnista de prensa), se
propone (un foro electrónico para renovar el PEI del colegio), se participa (un
comentario en redes sociales en apoyo a un programa ecológico)
Necesitamos menos escribanos y
más autores. Lograrlo será una de las tareas clave que se propone el Plan: que
escribir en el entorno escolar sea una necesidad para decir algo a interlocutores
reales. En tal sentido será determinante que las prácticas de aula se renueven,
que los docentes mismos escriban, que la institución escolar valore la escritura
más allá de la reproducción.
Muy buen artículo
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