Efectivamente por medio de los
demás, de los semejantes, es decir, “de aquellos a los que el niño hará todo lo
posible por parecerse”. Y “si, -continua Savater- como dice Jean Rostand, la
cultura es lo que el hombre añade al hombre, la educación es el acuñamiento de
lo humano allí donde sólo existe como posibilidad.
Lo propio del hombre no es tanto
el mero aprender, como el aprender de otros hombres, ser enseñado por ellos.
La práctica docente se entiende como un proceso formativo que compete a cada maestro pero también al colectivo; ésta adquiere una dimensión significativa cuando se expresa en el colectivo docente, lo cual se ve reflejado en cambios importantes en el quehacer educativo en las escuelas.
- ¿Qué competencias necesita el maestro para participar en los retos educativos que demanda el siglo XXI?• ¿Cuáles son actualmente las características de los estudiantes?
- ¿Cómo entiende el docente que la educación básica se encuentra en continua reforma, acorde con los cambios que se gestan en el país y el mundo (como por ejemplo, el gran dinamismo de las sociedades del conocimiento)?
- ¿Comprende el profesorado la articulación curricular entre los niveles de preescolar, primaria y secundaria, así como su importancia en la Reforma Integral de la Educación Básica?
- ¿Qué implica transformar las prácticas de los docentes?
- ¿Comprende el personal docente el enfoque bajo el cual están estructurados el Plan y Programas de estudio, lo considera en su planeación y en las estrategias didácticas para favorecer el desarrollo de competencias?
- ¿La maestra o maestro emplea este enfoque para llevar a cabo la evaluación de sus alumnos, y reconoce que los campos formativos son susceptibles de ser evaluados de una forma no convencional?,
- ¿Considera en todas sus actividades docentes el contexto de su escuela y las particularidades
- ¿Involucra en su labor al colectivo docente y a los padres y madres de familia?,
- ¿Se reconoce como agente de cambio social responsable con su entorno?,
De allí que sean tres son las preguntas básicas que
debe plantearse el docente en el ejercicio de su profesión:
- • ¿Qué es necesario saber?
- • ¿Qué es necesario saber hacer?
- • ¿Cuán bien se debe hacer? O ¿cuán bien se está haciendo?
Para responder a estas preguntas es indispensable involucrarse
de manera personal y profesional, enfrentar desafíos y retos y observar los
logros, pero sobre todo reconocer que cada maestra y maestro de este país,
aporta de manera trascendente su ejercicio docente al cambio y al desarrollo de
las nuevas generaciones, porque está en ellos descubrir nuevos recursos y
reconsiderar su quehacer cotidiano, resolver de manera pacífica conflictos,
enfrentar la violencia escolar, las problemáticas sociales y, por supuesto,
transformar su práctica docente para responder a la gran tarea que ofrece el
cambio, que además brinda la oportunidad de que maestras y maestros reconozcan
la complejidad de su práctica y fortalezcan la reflexión permanente sobre las
funciones pedagógicas y didácticas al interior del aula. Los paradigmas
educativos que los docentes del siglo XXI deben tener presentes son:
Aprender a hacer
• Que las personas que tienen el conocimiento
puedan aplicarlo adecuadamente es una de las cuestiones centrales para la
resolución de problemas, por lo que este enfoque se centra en el desempeño; es
decir, en la acción o movilización de esos conocimientos y saberes para la
resolución de problemas. Se puede ejemplificar como movilizar conocimientos,
actitudes y valores al mismo tiempo.
Aprender a ser
• Se ha demostrado que la visión del siglo XIX de
los humanos como seres meramente racionales cerró durante mucho tiempo el campo
de la importancia de los afectos y las emociones para la salud y la felicidad
de las personas. Se trata de promover un adecuado desarrollo psicosocial y de
conocimiento de las emociones para la autorregulación y el ejercicio de la
autonomía, permitiendo ampliar los horizontes para la autorrealización.
Aprender a convivir
• Estrechamente vinculado con la importancia de
aprender a ser personas y seres humanos se encuentran las capacidades para la
convivencia cívica y democrática, otra de las dimensiones humanas presentes en
las reformas educativas. • Se trata de educar personas capaces de construir
relaciones de respeto mutuo y no de violencia, así como que puedan tener
capacidades para la convivencia democrática, guiarse en sus comportamientos por
los principios y valores de la democracia, la tolerancia, el aprecio por la
pluralidad y la diversidad, y tomar los derechos humanos como el marco
regulatorio de la convivencia.
• En nuestras sociedades con graves problemas de
violencia, discriminación y herencias culturales autoritarias se trata de una
educación pertinente, además de que se educa en actitudes y valores cívicos y
democráticos, necesarios para la consolidación de las democracias. Dirección
General de Formación Continua de Maestros en Servicio
Asimismo es necesario reconocer que en este cambio de paradigma existen prácticas que ya no tienen cabida en el aula:
- Disciplinariedad. Confundir la obediencia con los productos esenciales de la educación; lo esenciales el logro de los aprendizajes.
- Descontextualización. El aprendizaje debe ser sustantivo, acorde con los intereses y realidades de los alumnos, se deja atrás la enseñanza memorística y abstracta sin concreción, ni aplicación.
- Homogeneización y normalización. Es indispensable valorar la diversidad y particularidades de los estudiantes de un salón de clases para favorecer prácticas inclusivas y no excluyentes.
- Autoritarismo. La sumisión al profesor como figura de autoridad y no el desarrollo de criterios propios del estudiante.
Finalmente, no podemos dejar de mencionar que la
formación de hábitos, actitudes, disposiciones y valores éticos y estéticos,
vinculados a la integración de las niñas, niños y jóvenes como personas
responsables, reflexivas y autónomas, conscientes de sus responsabilidades y
sus derechos,permite ante este activo panorama, una relevancia de la persona,
que puede iniciar con sólo una mirada interior de los anhelos y expectativas de
la profesión docente, saber quiénes somos, qué estamos logrando y qué nos falta
por aprender.
Al igual que el alumnado, las maestras y maestros
se transforman día con día, y la escuela brinda oportunidades formales para
adquirir, desarrollar, revisar y emplear los conocimientos, las habilidades,
las actitudes y los valores para participar activamente en la construcción de
una sociedad más libre y democrática, pero, sobre todo, más justa, que tenga
como cimientos la defensa y ejercicio de los derechos humanos.
COMPETENCIAS A DESARROLLAR EN EL DOCENTE
Analiza las competencias docentes que son
necesarias, en razón de los actuales perfiles de la docencia y de los retos
educativos del siglo XXI.
Texto escrito sobre Lo que debe identificar a los
docentes del siglo XXI.
a) ¿Qué decisiones toman, a partir de las
reflexiones cotidianas que realizan en su trabajo en el aula? Con base en el
inciso a)
b) ¿Qué competencias ponen en acción?
d) ¿Cómo identifican qué se realizó con base en una
reflexión sobre la práctica? •
Tenga en cuenta la existencia de dos elementos
fundamentales:
1) ¿Cuáles son los aprendizajes que se pretende que
alcancen los estudiantes?, y
2) ¿Cuáles son las muestras observables en las
tareas, realizaciones o ejecuciones de los estudiantes que se consideran como
pruebas del logro de los aprendizajes?
Comúnmente, los aprendizajes se formulan en
términos de objetivos, mientras las pruebas obtienen de la observación las
tareas, realizaciones y ejecuciones de los estudiantes y de la aplicación de
escalas y rúbricas a estas.
Por otra parte, es importante analizar las
funciones de la evaluación. La evaluación puede darse en diferentes momentos de
los procesos de enseñanza y del aprendizaje, y también puede servir para la
toma de diferentes clases de decisiones, según el propósito del empleo de la
información que genera.
De estas dos perspectivas, tiempo y propósito, se
originan las tres funciones básicas de la evaluación: diagnóstica o inicial,
formativa y sumativa.
No es suficiente que los maestros simplemente
señalen si las respuestas dadas en una prueba son correctas o incorrectas, o si
la tarea ejecutada (o el producto) exhibido refleja aprendizajes
significativos. Esta retroalimentación deberá ir necesariamente acompañada de
criterios explícitos y claros de desempeño, así como de información a los
estudiantes sobre estrategias para facilitar el aprendizaje. Este aporte de
Sadler se acerca a la conceptualización aportada por Coll, Martín y Onrubia
(2001), según la cual la información que ofrece el juicio de valor deberá
ayudar al profesor a tomar decisiones que mejoren sus actividades.
*Curso básico de Formación Continua de Maestros
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